Hace unos meses, fueron los parlamentarios. Ahora son los médicos británicos lo que han confirmado que la homeopatía es el equivalente a un placebo y por tanto no debe recibir cobertura en la sanidad pública. El congreso anual de la Asociación Médica Británica aprobó esta postura después de un debate en el que los partidarios de la homeopatía se quedaron en franca minoría.
El veredicto establece que si bien el impacto de esos remedios es inexistente, perjudican al paciente al darle una falsa esperanza. “Puede ser un perjuicio en la medida en que disuade a los pacientes de optar por los tratamientos médicos convencionales”, dijo en el plenario la doctora Mary McCarthy.
Otros médicos fueron más contundentes en la crítica: “Nos arriesgamos a convertirnos en una sociedad que vuelva a creer en las creencias mágicas y en la que la seudociencia se presente al público como si fuera una discusión racional”, denunció el doctor Tom Dolphin.
El convencimiento psicológico de que el tratamiento funcionará es la única razón que explica la existencia de la homeopatía, según los médicos, y no es lógico que se utilicen fondos públicos en su mantenimiento.
La sanidad pública británica gasta al año casi cinco millones de euros en subvencionar cuatro centros homeopáticos y en pagar tratamientos de ese tipo. La Comisión de Ciencia y Tecnología del Parlamento pidió en febrero el fin de esta colaboración. El Ministerio de Sanidad aún no han dado una respuesta.
Los partidarios de la homeopatía afirman que unas 60.000 personas reciben estos tratamientos diluidos en agua gracias al apoyo público. Sin él, sólo las personas con más medios podrían acceder a ellos. La respuesta del doctor Peter Mamber: “Si quieres comprar una botella de agua, vete al supermercado”.
El veredicto establece que si bien el impacto de esos remedios es inexistente, perjudican al paciente al darle una falsa esperanza. “Puede ser un perjuicio en la medida en que disuade a los pacientes de optar por los tratamientos médicos convencionales”, dijo en el plenario la doctora Mary McCarthy.
Otros médicos fueron más contundentes en la crítica: “Nos arriesgamos a convertirnos en una sociedad que vuelva a creer en las creencias mágicas y en la que la seudociencia se presente al público como si fuera una discusión racional”, denunció el doctor Tom Dolphin.
El convencimiento psicológico de que el tratamiento funcionará es la única razón que explica la existencia de la homeopatía, según los médicos, y no es lógico que se utilicen fondos públicos en su mantenimiento.
La sanidad pública británica gasta al año casi cinco millones de euros en subvencionar cuatro centros homeopáticos y en pagar tratamientos de ese tipo. La Comisión de Ciencia y Tecnología del Parlamento pidió en febrero el fin de esta colaboración. El Ministerio de Sanidad aún no han dado una respuesta.
Los partidarios de la homeopatía afirman que unas 60.000 personas reciben estos tratamientos diluidos en agua gracias al apoyo público. Sin él, sólo las personas con más medios podrían acceder a ellos. La respuesta del doctor Peter Mamber: “Si quieres comprar una botella de agua, vete al supermercado”.
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