08 agosto 2009

Beware of the... Zombie


Profesor de Harvard: ‘Un apocalipsis zombie podría ser posible’

¿Podría ocurrir algún día un apocalipsis zombie? Si tratáramos de obtener la respuesta de un científico, esta probablemente sería: no, ni por equivocación. Pero El Dr. Steven C. Schlozman, profesor asistente en la escuela de Medicina de Harvard tiene una respuesta que nos podría sorprender a todos. ‘Aún pienso que los zombies son personajes ficticios’ declara Schlozman en una entrevista, ‘aunque ya no estoy tan seguro.’

Recientemente el Dr. Schlozman publicó un artículo médico en el que analiza de qué manera podría funcionar un cerebro zombie. Se trata de un análisis de ingeniería inversa en el cual el científico explica de qué forma un virus, bacteria, material radiactivo, etc. tendría que afectar a nuestros cerebro de manera que todos comencemos a mostrar los característicos síntomas del estado zombie al que el llama Síndrome atáxico neurodegenerativo de deficiencia de la saciedad o ANSD por su siglas en inglés.

Cómo se tendría que afectar al cerebro para poner a un humano en estado zombie, según el Dr. Schlozman:


El lóbulo frontal.

Es la parte del cerebro que nos permite pensar cuidadosamente y resolver problemas de manera abstracta. El lóbulo frontal se encarga de controlar la impulsividad, por ejemplo, si
te encuentras en un arranque de ira ya sea conduciendo por la calle o en una discusión, esta parte del cerebro se encarga de que no atropelles a la gente o le des un puñetazo en
la cara a tu adversario. Según el Dr. Schlozman, los zombies obviamente no usan mucho el lóbulo frontal; no pueden abrir puertas o ventanas, no pueden pasar por obstáculos complicados, en si, no pueden resolver problemas y obviamente sus acciones son gobernadas por sus impulsos asesinos. El lóbulo frontal del zombie sólo recibe órdenes del tálamo, que es donde los estímulos sensoriales llegan al cerebro.

La amígdala cerebral y la corteza cingulada anterior.

Como ya se ha dicho, un zombie es gobernado por sus impulsos y emociones básicas como la rabia y el hambre, los cuales viven en los rincones más primitivos del cerebro, entre ellos:
la amígdala cerebral. El cerebro del cocodrilo por ejemplo, es controlado principalmente por la amígdala. Los científicos han confirmado esto induciendo lesiones en la amígdala
de ciertos animales y observando una disminución de su capacidad de reacción y ataque. El balance es mantenido por la corteza cingulada anterior, la cual ‘modula’ la comunicación entre la amígdala y el lóbulo frontal, es decir, en caso de que la amígdala genere miedo, rabia o lujuria, la corteza cingulada entra en acción y permite que el lóbulo frontal tenga tiempo de pensar antes de actuar.

Los zombies al tener un una corteza cingulada defectuosa debido a el daño en el lóbulo frontal, no tendrían manera de modular sus sentimientos. Siempre tienen hambre, siempre sienten rabia.



El cerebelo y los ganglios basales.

Los zombies sufren de daños en el cerebelo y ganglios basales, partes del cerebro que hacen posible que el cuerpo tenga movilidad fluida y coordinación. Es por eso que los zombies caminan tambaleándose, arrastrando sus miembros y con cierto temblor.

En la opinión del doctor Schlozman, los ‘infectados’ de la película Exterminio (28 dias después en España) no son zombies ya que poseen cierto tipo de ‘actividad alta en la zona de la corteza que les permite cazar humanos’. Adicionalmente los ‘infectados’ exhiben capacidad motriz avanzada e incluso pueden correr, escalar y saltar de manera sobre-humana.

Neuronas espejo.

La teoría de las neuronas espejo nos dice que estas son neuronas que se activan cuando un animal o persona desarrolla la misma actividad que está observando ejecutar por otro individuo. Schlozman describe la teoría como un modelo neurobiológico de la empatía, el cual sugiere que de alguna forma u otra estamos conectados unos con otros.

Los cerebros de los zombies son incapaces de ‘conectarse’, esta incapacidad es de carácter biológica. No parecen enojados, no parecen excitados, no parecen asustados. Sólo parecen zombies y esto es lo que no asusta más sobre ellos.

El hipotálamo ventromedial.

Según el Dr. Schlozman, los zombies sufren de hiperfagia, condición que provoca la sensación de siempre tener hambre. Esto es debido a que su hipotálamo ventromedial, uno de los núcleos del hipotálamo, se encuentra dañado. El resultado: Los zombies comen y comen pero nunca se sienten saciados.

¿Cómo detener a un zombie?

Aquí el Dr. Schlozman responde con algo que ya todos sabíamos: Dispararles o cercenarles la cabeza es la mejor solución.

Niño Zombie:


Fuente: trabucle.com


1 comentario:

Ayoros dijo...

Beware of ... the zumbado of Neuromante